9 de abril de 2014

Y esto? - ES DE MUSEO

No recuerdo bien que estaba buscando en internet días pasados cuando encontré esta imagen.
Inmediatamente recordé  cuando curse cuarto y quinto año de la escuela secundaria, en los años 1975 y 1976.
En esa época una de las materias que tenías cuando estudias en un colegio comercial era mecanografía, y las máquinas de escribir que había en la sala especial donde estaban,  en su gran mayoría eran como la de esta foto.
La profesora  era una tipa sensacional que además la teníamos  como profesora de contabilidad,  EXCELENTE, sin dudarlo una de las mejores del colegio, pero pretendía que escribiéramos al tacto como corresponde.
Para ello, colocabas la hoja en la máquina, la centrabas, colocabas los márgenes, acomodabas los dedos sobre el teclado y ahí comenzaba el dictado.
Naturalmente no podías mirar el teclado que debías conocer y saber la disposición de las letras en el mismo.  
En la etapa de aprendizaje, TODO BIEN, te dictaba pausadamente y vos tratabas de escribir lo mejor posible, relojeando el teclado cada tanto, evitando hacerlo cuando pasaba por al lado tuyo.
El problema venia cuando una vez cada quince días tomaba examen, porque lo hacía con un procedimiento bastante particular que te paso a contar.
Entrabamos al aula, BUEN DIA, BUEN DIA, te sentabas,  por lo general siempre en la misma máquina de escribir, ponías la hoja en posición, los dedos sobre el teclado,  y preguntaba si estaban todos listos.
Cuando todos contestaban de manera afirmativa, bajaba la cortina de enrollar de la ventana, apagaba las luces y AGARRATE CATALINA.
La cosa se súper complicaba, pero el sistema era ese, DURO, CRUEL Y DESPIADADO,  pero como te dije, era una tipa bárbara y nadie se lleva la materia, solamente tenías que demostrarle que ponías lo mejor de vos para cumplir con lo que ella pedía.
VIVA LA PROFE !!!

Basta !!! otro topo mas?


Creo que nunca con tan poco una golosina trascendió tanto entre los pibes, porque cuando éramos chicos el TOPOLIN era una de las que más nos gustaba.
Un juguetito más que berreta y diminuto que se perdía junto al chupetín en la clásica bolsita roja y amarilla, y de lo que era el chupetín en sí, mejor ni hablar, pero el TOPOLIN se convirtió en un clásico entre los pibes de mi generación.