22 de febrero de 2015

LOS AUTOCINES.

Para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de ir a alguno, les cuento que consistía en una gran pantalla al aire libre, un proyector de cine, un bar o cafetería y una gran área de estacionamiento para automóviles.
Las pantallas podían ser tan simples como una pared pintada de blanco o ser uno poco mas complejas, como una estructura  metálica donde estaba ubicaba la misma.
En el podías ver las películas desde la privacidad y comodidad de tu auto, donde las funciones comenzaban a ultima hora de la tarde, extendiéndose durante toda la noche y parte de la madrugada.
Originalmente, el sonido provenía de pequeños parlantes colocados muy cerca de la pantalla, y de otros individuales cercanos o colgados de la ventanilla de cada coche.
El inventor del autocine fue Richard M. Hollingshead que construyó el primero en el año 1933 en New Jersey- Estados Unidos, acudiendo al estreno para ver “Wives Beware” una comedia Británica protagonizada por Adolphe Menjou, alrededor de 600 espectadores.
Con el correr de los años, los autocines permitieron  que el sonido se sintonice a través de la frecuencia de la radio, lo que favorecía el audio de la película.
El autocine fue una alternativa para muchas familias que veían una oportunidad de ocio accesible a sus bolsillos, siendo también un lugar donde las parejas encontraban un momento de intimidad. 
Cuando comenzaron a instalarse, la privacidad que el autocine ofrecía a los clientes le dieron la reputación de inmorales, siendo etiquetados como pozos de pasión por los medios de comunicación.
Durante aquellos años gozaron de una inmensa popularidad y pasaron a formar parte de la cultura Americana, como aparece reflejado en muchisimos libros y sobre todo en las películas que aun hoy podemos ver.
La máxima popularidad estos sitios en Estados Unidos llegó a finales de la década del 50 y comienzos de 1960, en particular en pequeños pueblos, con unos 4.000 instalados en todo su territorio.
Durante la década del 70, algunos  cambiaron la oferta de películas dedicadas a todo tipo de publico, a otras del género condicionadas en horarios menos centrados  a las familias, para tener ingresos extras en un negocio que venía en franco descenso.
Al igual que con los cines convencionales, el bar o cafetería era donde los autocines ganaban  la mayoría de sus ingresos, es por eso que gran parte de las promociones del mismo estaban orientadas a este rubro.
En el se comercializaban los clásicos aperitivos y cualquier tipo de alimento que podía ser servido con rapidez, como panchos, pizza, hamburguesas y todo tipo de refrescos en general.
El correr de los años fue conspirando contra este modo de ver cine, mas allá que los empresarios intentaron seguir atrayendo a los clientes con innovaciones, pero los autocines iniciaron un lento declive en el cual fueron desapareciendo.
Recuerdo que en nuestro país entre las décadas del 70 y el 80 funcionó el "Autocine Buenos Aires" que se ubicaba sobre la Av. General Paz entre y Constituyentes. Era muy grande y tenía una gran capacidad vehicular y la concurrencia era enorme.
Con unos amigos fuimos unas cuantas veces, algunas de ellas bien acompañados para pasar un buen momento, SE ENTIENDE?, tenía si mal no recuerdo la entrada por la Av. General Paz, donde en la parte superior, se había construido una estructura que soportaba la carrocería roja de un Ford Falcon.
El lugar tenía  lomas desde la entrada hasta cerca de la pantalla con un suave declive, donde la pantalla se apoyaba sobre una estructura de hierro y era de chapa, con una sala de transmisión ubicada sobre lo alto de una de esas lomas que te comentaba.
El sonido de la película que se proyectaba, en un principio lo recibías por un parlante chico enganchado en un poste a la altura de la ventanilla, que también podías colocar dentro del automóvil., como en los autocines Americanos.
Con el tiempo introdujeron un sistema que consistía en un cable que se conectaba a la antena del auto, de modo que se escuchaba por la radio en una determinada frecuencia, pero este tipo de conexión duró poco tiempo, pues causaba interferencias en las transmisiones del Batallón de Ejercito 601.
El sistema de parlante en el poste, también tenía sus inconvenientes porque muchos asistentes, una vez finalizada la función, apurados para salir primeros, arrancaban el auto con el parlante dentro, que en muchos casos terminaba por romper el vidrio de la puerta del coche. 
Las funciones recuerdo que comenzaban a las 20 horas y  finalizaban en la madrugada, y se proyectaba una sola película y los Sábados en la función de trasnoche te pasaban las películas de Isabel Sarli, o alguna otra condicionada.
Cuando querías consumir algo del bar, llamabas a los mozos mediante una guiñada de luces, acudiendo estos al auto donde tomaban el pedido y luego lo traían rápidamente.
Como ocurrió en otros países, el paso de los años hizo que los autocines no fueran, y a fines de los 80 fueron cerrando definitivamente.
Otros autocines fueron el Panamericano, ubicado en la bajada de la Ruta Panamericana y Mariano Pelliza y el de la Ciudad Deportiva de Boca Junior que funcionó con poco éxito.
Actualmente está el que funciona en el Rosedal de Palermo los fines de semana, y el de Quilmes no se si sigue abierto, pero naturalmente ninguno es como los que había en esa época no tan lejana, donde fueron un verdadero suceso. 
Que recuerdos !!!

LIBRO DE VISITAS.