Termino siendo un lugar descuidado donde la gente compraba solamente carne para comer en su casa.
Sus años de Gloria hay que buscarlos en la década del 70 y 80 donde había que hacer cola para cenar.
Recuerdo siempre cuando íbamos a comer con mi familia.
Los años fueron pasando y el público es otro, con otras exigencias, publico que no tenía a El Cabezón como opción para comer un buen asado.
No puedo precisar cuantos años pasaron, más de cinco seguro, que cerró definitivamente en Av. Hipólito Irigoyen al 2800, esta Parrilla.