12 de septiembre de 2018

LAS FIGURITAS.

Las que se vendían en los años 60, ocupaban un lugar de preferencia a la hora de jugar con chicos en el barrio y en el colegio.
Las había de cartón o cartulina, redondas o rectangulares, según de la colección de que se tratase, pero todas te daban una pelota Nro. 5 si llenabas el álbum.
La gran mayoría se relacionaban con el fútbol, aunque también había colecciones que incluían autos de carrera y corredores de los mismos, aviones y barcos militares, etc.
El intercambio con tus amigos y compañeros de colegio de las figuritas repetidas, era constante y donde muchas veces ofrecías  un montón de ellas para obtener la o las figuritas difíciles de la colección.
Recuerdo siempre las veredas de mi barrio que se transformaban en escenario de los juegos de figuritas con los pibes vecinos y los amigos de todos los días que formaban la barra.
EL ARRIME o EL PUNTO, era el juego más común entre nosotros y consistía en dejar las figuritas, lo más cerca posible de la pared y el que lo conseguía las ganaba todas.
Este juego también se jugaba con la revoleada, entonces el mejor posicionado las arrojaba al aire  y ganaba las que quedaban caras y las cecas las revoleaba el segundo.
Este recogía sus caras y sus cecas pasaban al tercero, así hasta que no quedaran más cecas o llegaran al último jugador, que directamente, se quedaba con las figuritas que no habían salido cara en ninguna oportunidad.
EL ESPEJITO se trataba de voltear una figurita parada contra la pared y el que lo conseguía,  se quedaba con todas las jugadas.
Para EL CHUPE se colocaban las figuritas en el suelo, con la cara hacia arriba y había que voltearlas golpeándolas con la palma de la mano.
LA TAPADITA consistía en tapar algunas de las figuritas, previamente colocadas, con las propias, arrojándolas planeando desde el cordón de la vereda y cuando se lograba, se llevaba la de uno y la tapada.
Para considerarse tapada la figurita tenía que cubrir, al menos, la mitad de la de abajo, lo que muchas veces terminaba en fuertes discusiones para determinar qué porcentaje de la figurita estaba tapada.
Luego de horas de juego, venia para parte en que te ponías contento o triste, cuando contabas las figuritas que tenías en tu poder.
Ahí observabas si habías ganado una nueva, saltando de alegría si ganabas alguna que no tenías.
También era el momento donde separabas las nuevas de las viejas, las más blandas y rotas, separando algunas difíciles que tratarías de cambiarlas por una cantidad importe de figuritas.
Originariamente las figuritas venían con las golosinas, por lo general en los chocolatines más baratos y recién con el tiempo, se vendieron solas en sobrecitos.