El viejo puente de la
estación de Banfield que está en la plaza en Vergara y Talcahuano, en los años
60 y 70 fue testigo de infinidad de historias de amor de chicos y chicas, que
se encontraban ahí para vivir un momento de intimidad por la noches.
Hace tiempo recibí un correo electrónico de un lector que sigue el Blog.
En él me cuenta una historia que lo tuvo como protagonista a un primo
hermano.
El escenario fue el viejo puente metálico que cruzaba la estación de
Banfield de este a oeste.
Como te conté el viejo puente hoy clausurado, guarda mil historias de
amor de montones de chicos y chicas que lo visitaban por las noches.
Claro!!! Como dije, eran otros tiempos.
Pero vamos a la historia en sí.
Una noche de verano allá por 1977, MARIO con su novia SILVIA andaban
dando vueltas por la calle Maipú y decidieron ir un rato al viejo puente, como
se dice ahora a apretar un poco.
Subieron la escalera por la Plaza en la esquina de Talcahuano y Vergara
y se sentaron en los escalones más o menos por la mitad de la misma.
Allí estuvieron un buen rato, besito va,
besito viene, alguna mano inquieta que llegaba a destino, fumaron
también un par de cigarrillos hasta que como la hora iba corriendo, los chicos
decidieron ir cada uno a su casa.
MARIO acompañaría a SILVIA hasta su casa como lo hacia todos los días,
ella vivía en aquellos años en Larroque entre Azara y Manuel Castro.
Así fue como lo chicos se levantaron y comenzaron a transitar el
puente para salir a Rodríguez Pena, donde
desembocaba la otra escalera.
Cuando comienzan a bajar la misma advierten en la oscuridad del
puente la presencia de otra parejita
como ellos, que también estaban sentados a media escalera apretando
desmesuradamente.
Todo bien hasta ahí !!! HASTA QUE, cuando pasaron por al lado de
ellos MARIO advirtió que ese muchacho no era un muchacho cualquiera, ni tampoco
un muchacho, era un hombre y no tampoco
cualquier hombre, era JUAN su papá que estaba manteniendo un dulce
encuentro con una vecina mucho más joven que él.
MARIO se quedó petrificado y SILVIA no sabia donde meterse, pero nadie
dijo una sola palabra y todos continuaron con lo que venían haciendo.
Gente de códigos!!!!!
El gran despelote según cuenta el amigo que mandó esta historia, se armó
cuando MARIO llega a su casa y se encontró con su papà, pero fue un gran despelote
entre hombres, que quedó ahí.
Solamente MARIO se lo contó a su primo quien es su amigo y después de 35
años esta historia se escapó de los recuerdos de nuestro lector.
Cosas que pasan, historias de nuestra querida ciudad de Banfield.