8 de noviembre de 2018

TOTITO UN TIPO SENSACIONAL.

LA GRAN CONFUSION!!!
Toto era un tipo sensacional, mecánico de refrigeración de profesión, siempre tuvo algún trabajo alternativo que le reportase algún ingreso extra.
En los años sesenta y setenta, época en que la gente regalaba flores, tuvo dos florerías, una de ellas en Remedios de Escalada, en la calle Luján a unas cuadras del paredón de ferrocarril Roca.
En esa época se acostumbraba que cuando alguien moría, se lo velara en la casa y por consiguiente las coronas y las palmas se encargaban en la florería del barrio y así fue en este caso que te paso a contar.
Había en ese barrio una señora casada que tenía un amante bastante más joven que ella, naturalmente PUEBLO CHICO INFIERNO GRANDE, todo el mundo sabía de esta situación, incluyendo también al marido. 
El romance con todos sus idas y vueltas y con lujo de detalles, era conocido por toda la comunidad, por lo que convertía al desafortunado esposo de la muerta en un cornudo consciente.
Un buen día esta señora de manera repentina fallece de un infarto al corazón y los familiares, amigos y demás allegados, eligieron a la FLORERÍA  LUJÁN para encargar las coronas y otras ofrendas florales.
Así fue que el primero que encargó una corona de las más grandes para que quede por demás reflejado su cariño, fue el marido de la finada que se llamaba Roberto. 
No pasaron más de cinco minutos que este se fue, que cae a la florería el amante para encargar la suya, preguntando naturalmente que tamaño tenia la corona que había encargado el marido.
Toto un verdadero amigo de los amigos, le paso el dato y el muchacho, encargó una más grande todavía con una cinta de las mejores con la leyenda "Rogelio" 
Pero la cosa no terminó ahí, porque a los quince minutos volvió el marido de la muerta para interiorizarse de que tamaño era la corona que había comprado el amante.
Vuelvo a insistir como te dije antes, Toto un tipo noble y un sentimental de aquellos, más que amigo de sus amigos, le pasa también el dato.
El hombre agradeciendo por el esto, ya que todavía estaba a tiempo porque recién la corona se estaba armando, le dice que la haga más grande poniéndole el doble de flores y pagando gustosamente la diferencia.
Una vez que los enamorados de la pobre señora que partió al cielo, habían hecho el encargo y las correcciones sobre las coronas que Totito debía enviar, este puso manos a la obra para hacer la entrega lo más rápido posible, porque el velorio recién comenzaba y seguramente tendría más pedidos.
No se porque razón realizó primero la corona del joven amante, donde sobresalía la imponente cinta violeta con el nombre del muchacho, que en letra gótica y dorada decía "Rogelio"
Rápidamente la carga sobre el techo del Renault 4 que tenía en ese entonces, transitando velozmente las cinco cuadras que separaban la florería de la casa mortuoria.
Llega al lugar donde ya había bastante gente y tratando de pasar desapercibido, coloca la corona sobre un costado, ante la incomoda mirada del marido que no le sacaba los ojos de encima.
Esto fue un error táctico de parte de Toto, porque por una cuestión de códigos, primero tendría que haber entregado y acomodado en la cabecera la corona del esposo.
Totito regresa a la florería y comienza a armar la corona del marido de la fallecida, la que sería para el, la más hermosa e importante del concurrido y mentado velorio.
Cuando la termino se sentó un momento a descansar y admirarla mientras fumaba un cigarrillo, solamente le faltaba hacer la clásica cinta y colocarla.
Los floristas tienen todas las letras de diferentes tipos guardadas en cajas y lo único que tienen que hacer es armar el texto, para terminar pegándolas sobre la cinta violeta elegida según el tipo de corona o palma.
"Y ahí en ese acto fue que cometió un terrible error" 
Dispuesto a llevar la imponente corona, con mucho esfuerzo la carga sobre el 4L y encara para el velatorio, feliz del producto que estaba por entregar.
Llega y con la ayuda de un parroquiano que derramaba algunas lágrimas en la puerta de la casa, baja la corona y la acomoda en la capilla ardiente en la cabecera como corresponde.
Percibió pero sin darle mucha importancia, que cuando salía algunos esbozaban algunas sonrisas, pero no le dio mayor importancia, "quien no ríe un poco aunque sea en un velorio", pensó inocentemente. 
Era temprano pero había mucha gente, así que contento por el deber cumplido, se retiró para volver al negocio y continuar con su trabajo.
Ni bien entró en la florería, lo llama el marido de la finada, puteandolo hasta en Japones, diciéndole palabras más palabras menos y a los gritos QUE LO IBA A ASESINAR. 
En el apuro y un poco también por distracción, en la corona en vez de poner la frase "TU ESPOSO, le cargo unas ESES de más, quedando así como se ve en la imagen con la leyenda "SUS ESPOSOS"
No había mucho que pensar, en segundos armó una nueva cinta y salió a doscientos hacia el velatorio, para cambiar la que tenía puesta la corona.
En medio de un ambiente tenso pero donde la sonrisas abundaban, algunos por lo bajo le decían, TE PASASTE TOTO SOS UN FENÓMENO.

Aunque parezca mentira en ese velorio fue uno que más coronas y palmas metió, fueron más de diez de todos los tamaños y precios.
Que más se puede agregar, fue una GRAN CONFUSIÓN y sin lugar a duda el velorio más comentado en la zona en esos años.

EL SUPERPETARDO.
Cada Navidad y Año nuevo, recuerdo siempre el SUPERPETARDO de fabricación casera que había hecho Totito.
Luego de muchos años como florista se dedicó al rubro kiosco, primero en la zona de Remedios de Escalada y años más tarde en Llavallol.

Como todos los años, en los primeros días de Diciembre comenzaba con las compras de artículos de pirotecnia que para la zona en que tenía el kiosco era muy importante.
En los años 80 la pirotecnia no era como actual, hoy en día las bombas triplican y cuatriplican en estruendo de las que había en esos años, donde las cañitas de esa época eran la mitad en tamaño de las que se venden hoy.
Las compras más importantes que hacia se orientaban a los petardos, rompeportones, ametralladoras, buscapiés, bengalas para los más chicos y cuetes de cajita.
MIRA CUANDO DIFIERE DE LO QUE SE VENDE HOY.
Los chicos del barrio comenzaban a tirar cuetes quince días antes de la Navidad y en Año Nuevo el negocio era un manicomió de pibes y grandes que compraban de todo.
El kiosco en un barrio, es una actividad que te deja mucho tiempo libre y Totito siempre lo utilizaba para inventar algo y divertirse sanamente.
Así fue como encaró la fabricación de un petardo gigante para obsequiárselo a los chicos que compraban siempre en el kiosco.
Decidió fabricarlo para divertirse con el mismo petardo, primero en Navidad y luego en Año Nuevo.
Agarro una talquera de las que se vendían en esos años que tenía unos veinte centímetros de alto, le realizo un agujero y luego le inserto un petardo.
Dejando la corta mecha afuera, lo forro con un papel muy colorido y le realizó una atadura  en el cuerpo del mismo y la mecha como en los comprados.
Una vez terminado lo coloco en la vidriera donde exponía los cohetes que vendía.
Ver semejante petardazo, daba miedo y más aún por el largo de la mecha que era de no más de un centímetro, pero los chicos del barrio se volvían locos de verlo e imaginaban lo que sería la explosión de semejante petardo, no sospechando nadie que era algo de fabricación casera.
Todo el día preguntaban cuando constaba y Toto les tiraba un precio totalmente inalcanzable para  los chicos y para los grandes.
Había una barrita de cinco o seis pibes entre los que estaban, Juan Manuel, Daniel, Rody, José Luis y otros más que no recuerdo el nombre.
A ellos les había prometido que en la noche de Navidad después de la doce se los regalaría para que lo encendieran.
Los pibes estaban todo el día en el kiosco tratando de convencerlo  que no había que esperar a Nochebuena, pero Totito se mantenía en sus dichos y los chicos aceptaban que fuera así.
La gran noche llegó y a las doce en punto la barra se hizo presente a buscar el petardo.
Comenzando a deliberar quien lo encendería.
Todos querían verlo explotar pero ninguno sé animaba  a encenderlo por lo cortita que era la mecha con  relación a semejante proyectil.
Hicieron un sorteo y salió José Luis que por suerte era el más despierto.
Fueron a la esquina con una cajita de fosforos carterita que les dio Tota y luego de varios intentos, cagazo de por medio la mecha encendio  y no les dio tiempo a ponerse a resguardo que exploto.
TRANQUI, QUE NO PASO NADA.
El petardo que Totito había insertado en la  talquera era más que chiquito, de no más de dos centímetros y encima le aflojo la mecha,  así que la explosión fue un  PUFFFFFFFFFFF.
La desilusión de los chicos fue enorme, los que mirábamos el espectáculo nos  reíamos como locos del pánico que tenia José Luis que era el encargado de encenderlo y del desenlace final.
Los pibes reclamaban por el petardazo defectuoso y Totito para calmarlos les regalo unos cuantos rompeportones y se comprometió a reclamar al fabricante.
Durante la semana se dedico a rearmar el artefacto agregando más cantidad de talco, e introduciendo cuatro petardos de los más grandes unidos entre sí  con una mecha muy larga  para que no existiese ningún peligro.
Reemplazó el papel de color azul por otro de color rojo y volvió a armar cuidadosamente el petardo, colocándolo una vez terminado nuevamente en la vidriera.
Durante toda la semana la barra lo acosaba con sus dudas de que si no volvería a fallar y todos menos ellos sabíamos que esto no ocurriría.
Llego la noche de fin de año y como había ocurrido en Navidad los chicos a la doce en punto estaban en el negocio.
Totito saco el petardazo de la vidriera y de una se lo dio a José Luis para que lo encendiera con un encendedor.
El personalmente los acompaño a la esquina y luego de un par de chispazos la larga mecha se encendió, dándoles tiempo a todos de ponerse a resguardo y se produjo la gran explosión, GROSA pero GROSA, con una enorme nube blanca que quedo flotando en lugar. 
A un metro no se veía nada y todos estábamos blancos, tardo unos cuantos minutos en dispersarse el polvo.

Durante días se habló en el barrio de lo que había sido la gran explosión y los pibes recontentos con los vivido.
EL ROBO DEL AÑO.
El viejo Radio-Grabador con TV marca MEKKA es un poco también protagonista de esta historia.
Fue en un sorteo de Navidad que realizo un mayorista de cigarrillos y golosinas, donde  Toto fue a comprar por única vez y se lo gano.
La cosa fue más o menos así.
Toto compraba los cigarrillos para el kiosco a un mayorista que se los entregaba en el negocio, esto sucedía todos los martes y los jueves.
El día anterior pasaba a tomar el pedido y al día siguiente entregaba el mismo, esto se repetía de la misma manera siempre.
Pero una semana ocurrió. que la entrega que debía realizar el día jueves no recuerdo porque circunstancia, no se produjo, razón por la cual lo dejaba sin cigarrillos a Toto para vender todo el fin de semana.
Era imprescindible para el contar con el producto y así fue que se puso a averiguar y le dieron la dirección, de un mayorista que estaba en aquel tiempo en Lomas por Boedo al fondo.
Tomo el colectivo en la esquina de la casa y se dirigió a realizar la compra de los cigarrillos que era bastante importante.
Llega al lugar y lo atienden, compra y pese a que era la primera vez que concurría, le regalan un número para un sorteo de navidad.
Primer Premio un televisor color marca Sanyo y segundo premio el Radio-Grabador con TV marca MEKKA, de más está decir que Toto gano el segundo premio del sorteo.
Se enteró prácticamente al instante que se lo había ganado, porque siempre tenía cerca la radio para saber que numero había salido en la quiniela.
Saltaba de alegría cuando salió el 180 que era el número que tenía, así que al otro día a primera hora fue a retirar el premio.
Los dueños del negocio mayorista naturalmente se lo entregaron como correspondía, pero no tenían buena cara según contaba.
Y es lógico, cuando uno organiza un sorteo que es gratis y regala los números, quiere que el o los premios se los lleve alguien que es un cliente habitual y que gasta siempre en el negocio.
Pero bueno, Totito se llevó el premio y se vino cantando bajito sin comprar nada.
Recuerdo siempre que lo puso en el kiosco y le conecto un bafle enorme que tenía, el cual lo colgaba en el frente del negocio.
Había música desde la mañana hasta la noche, siempre  escuchaba  MILENIUN que era una FM que pasaba una música bárbara.
Pasaron los años, no sé cuántos, pero sobre un fin de semana de un invierno muy frío, nuevamente el repartidor de cigarrillos no le pudo entregar el pedido.
Ante este panorama, decidió entonces ir al mismo mayorista a realizar la compra de cigarrillos y como no tenía apuro decidió ir después de almorzar.
El día estaba más que fresco, Coca su esposa aprovechando, había hecho un guiso de mondongo espectacular.
Toto se dispuso a comer y comió como nunca, dos tremendos platos hondo hasta el borde, a lo que le sumo tres o cuatro flautitas, algo de fruta de estación y un cafecito, mientras fumaba un par de cigarrillos.
De más está decir que a la hora de comer en su buena época lo hacía en cantidad, tenía que darle energía a un cuerpo que pesaba unos 110 kilitos.
Se abrigó bien y tomo el colectivo en la esquina y durante el viaje que duraba una cuarenta minutos, en el trayecto de LLavallol a Lomas, el sueño lo venció y despertó unas cuadras antes de llegar a destino.
A paso lento porque estaba un poquito pesado, caminó las siete  cuadras que lo separaban de su destino al cual finalmente arribo.
Entra y le llama atención que no había nadie comprando, solamente una persona detrás de mostrador.

Lo encara y luego de saludarlo le comienza a hacer el pedido, hasta que abruptamente el supuesto empleado saca una pistola que tenía debajo del mostrador, lo apunta y lo invita a que cierre el pico y le dice que pase para el fondo del local.
El enorme negocio de unos 10m. de frente por 40m. de largo, estaba dividido  por una mampara que estaba a lo ancho de todo el local con una puerta normal para acceder al fondo.
Esta antesala tenía unos 10m. de ancho por unos 7m. de largo, con un  mostrador a todo lo ancho que era usado para depositar momentáneamente las mercaderías que compraban los clientes.
Resumiendo, cuando accede a la parte de atrás se encuentra con no menos de veinte personas que están boca abajo, intimidados por dos tipos armados que ni bien te recibían te sacaban la plata y te tiraban al piso.
Naturalmente Totito fue una víctima más, le sacaron la plata lo pusieron como a todos boca abajo y ahí comenzó su odisea.
La comida que todavía no había digerido, estaba en la enorme panza acomodada contra el piso y la comida le empezó a subir y bajar, llegándole hasta la garganta y desatando estruendosos eructos.
También comenzó a tener gases, sintetizando estaba a punto de descomponerse mal y los chorros se habían dado cuenta.

El pobre Toto no paraba de eructar y el guiso de mondongo subía y bajaba.
Esto motivo que uno de los ladrones, rompiendo el denso clima le dijera:
“QUE TE MORFASTE GORDO, VAS A REVENTAR”
Se sintieron de fondo unos tímidos, je, je, je que salió de algunas asustadas gargantas.
Luego de una hora adentro, los tipos  seguían apilando en la trastienda otros parroquianos que entraban al negocio, a los cuales los despojaban de la plata.
Pasaron unos diez minutos más y los tres ladrones deciden abandonar el lugar con un botín más que interesante.
Los pobres comerciantes que habían ido a comprar se fueron levantando lentamente y tras comentar lo ocurrido, ni esperaron que viniese la policía y se fueron tomando el buque de a uno.
El pobre Toto estaba que reventaba de la broca porque lo habían robado y por el tremendo malestar estomacal que tenía, el guiso de mondongo parecía que viajaba en un ascensor.
Cuando llego a la casa le contó lo ocurrido a mi suegra y a cuanta persona venia al negocio, era una forma de compartir la amargura.
Recuerdo que más allá que había sido un hecho totalmente casual y así lo entendía,  decía, “ESTO ME PASO PORQUE DIOS NO QUIERE COSAS PUERCAS”, me lleve el Radio-Grabador que tenían preparado para otro cliente y le pidieron a Dios que me la hiciera pagar.
 
LA MISTERIOSA LUZ EN LA NOCHE.
Cuando hablamos del barrilete inmediatamente lo asociamos con un pasatiempo infantil, pero con el paso de los años me di cuenta que no era tan así.
YA TE VAS A DAR CUENTA PORQUE LO DIGO.
Cuando éramos chicos los hacíamos formando una estructura de caña y cubriéndolo con papel de diversos tipos.
Algunos de ellos los hacíamos con cualquier tipo de papel y cuando había plata, con el colorido papel especial para barrilete.
Cada uno tenía su preferencia a la hora de construirlos, podías hacerlos en forma de cometa, hexagonales, octogonales o simplemente cuadrados.
A mí en particular me gustaban los cometas que los fabricaba con papel verde con los flecos de color blancos, “LOS COLORES DEL TALADRO” o totalmente rojos.
La cola era algo fundamental debía guardar proporción con el peso de la estructura, porque  si no pierde la posibilidad de "planear" y se te viene a pique, la hacíamos con pedazos de género y si eran de diferentes colores mejor. 
Otro elemento fundamental era el hilo que usabas para remontarlo porque en época de fuertes vientos, más de un barrilete se perdía cuando el hilo se cortaba.
Tenía unos diez años cuando ya sin ayuda de mi viejo fabricaba mis propios barriletes, que remontaba en un potrero que por ese entonces estaba en Alberti entre Arenales y Viamonte a la altura del pasaje La Paz.
Ahí nos juntábamos los pibes del barrio que éramos amigos a remontar más de un barrilete a la vez, muchas veces con gran público que por lo general eran los jubilados del barrio que también trataban de aportar lo suyo.
Desde ese lugar veías en el cielo otros barriletes que por ahí sus dueños vivían a una o dos cuadras y se juntaban todos en el cielo.
No se sabe bien de donde y quién los inventó, pero dicen que fue en China donde se los menciona  en sus leyendas.
Ah!!! también como todas las cosas que en esos tiempos venían de allí, dicen que fue Marco Polo, el gran explorador que los introdujo en  Europa en el siglo Xlll.
Pese al paso del tiempo el barrilete no ha perdido vigencia, algunos lo siguen fabricando y otros solamente se limitan a comprarlos.
El tiempo pasa y naturalmente vas dejando ese pasatiempo y otros pibitos del barrio toman la posta y con el correr de los años te transformas en un espectador más.

Cuando mi hija era chica los miraba con admiración y naturalmente quería tener uno y  enseguida me ocupaba de comprar alguno y remontarlo, por lo general los fines de semana cuando íbamos a la casa de mis suegros en Llavallol.
Lo hicimos varias veces y en la esquina nos juntábamos con los pibes del barrio, que también compartían la misma misión.
Hasta gente grande se anotaba aportando toda su experiencia, dando una mano si la cosa se complicaba y el barrilete no remontaba, LO RECUERDO SIEMPRE A JOSE.
Naturalmente alguien infaltable en este tipo de eventos era mi suegro.
Toto era un constructor y fabricante exquisito que hacia los modelos más atractivos y sofisticados del barrio.  
Súper paciencia y una habilidad natural, era la clave cuando se disponía a comenzar con la fabricación  de las cometas que hacía, nada quedaba librado a la suerte.
Terminado el prototipo, le colocaba el largo ovillo de hilo de algodón color amarillo que era el mejor y lo subías de una, NUNCA FALLABA.
Una tarde de ese otoño muy ventoso le dije, "ESTARIA BUENO FABRICAR UNO CON LUCES PARA REMONTARLO DE NOCHE"
Creo que no termine en decir la frase que ya tenía en su cabeza como hacerlo.
En un momento me dijo:
"Vamos a hacerlo de color negro, en el centro de vamos a colocar un cuadrado formado por papel glasé metalizado de color rojo y sobre ellos le montamos el dispositivo de luz"
Y así comenzamos con la fabricación de este prototipo totalmente revolucionario.
El modelo era muy sencillo, un cuadrado de unos 80 centímetros de lado, naturalmente con un bastidor de caña y lo innovador fue que en lugar de papel barrilete le colocamos material plástico de color negro.
Y que era este material? SIMPLEMENTE UNA BOLSA DE RESIDUOS, cortada prolijamente y adherida al bastidor.
La cola naturalmente era de género negro  y bien centrado pegamos el papel metalizado.
El dispositivo de luz era muy sencillo pero eficaz.
Estaba compuesto por una pila chica de linterna, la cual estaba sujeta con un alambre grueso de cobre que hacia contacto arriba y abajo.
En el extremo positivo tenia hecho como un rulo donde se colocaba la lamparita. AJUSTABAS TODO Y TENIAS LUZ.
Este simple dispositivo lo pegabas sobre el centro, encima del cuadrado de papel plateado adherido al barrilete y estaba listo para ser remontado.
SOLAMENTE TENIAS QUE ESPERAR UN VIENTO FUERTE Y LEVANTARLO.
A veces las cosas no resultan como uno quiere y más cuando esta la naturaleza de por medio.
QUE PASO? Esa noche no había ni una leve briza.
Por la tarde había bastante viento pero a la noche se plancho.
Con la moral por el piso nos quedamos despiertos como hasta las dos de la mañana, pero nada, entonces decidimos dejarlo para el próximo fin de semana.
El Sábado siguiente amaneció ventoso y nublado, clásico día de Otoño y así se mantuvo durante todo el día, la tarde y la noche.
Recuerdo siempre que cenamos tranquilamente, nos fumamos un par de cigarrillos y cerca de las diez de la noche armamos todo y nos mandamos para una calle que era un pasaje que nacía justo en la esquina de la casa de mis suegros.
Rápidamente ajustamos el dispositivo de luz y era increíble como una lamparita tan pequeña daba tanta luz. 
Por la hora y por el frio que hacía en la calle no había nadie, cada tanto pasaba  un colectivo o un auto.
Nos pusimos en posición y el barrilete subió rápidamente en una maniobra.
Mandamos el ovillo de hilo por encima de la pared de la casa y nos quedamos en el jardín que se extendía por toda la esquina.

Era increíble verlo desde abajo, era una enorme mancha roja brillante en la oscuridad del cielo con una luna que asomaba entre las nubes y con pocas estrellas.
La idea era no mandarlo muy arriba porque si no se perdería la luz, pero a media altura se veía de todos lados.
Maru mi hija que tenía unos cuatro años,  festejaba a los saltos pero estuvo un rato y se fue para adentro por tenia frío y sueño.
Mi suegro y yo nos sentamos en un banco y desde ahí lo controlábamos, ya era cerca de la una de la madrugada y la verdad que hacia bastante frio.
Fue así que tomamos la decisión de darle más altura hasta que llegáramos al final del ovillo.
El barrilete se elevó rápidamente y la luz se hacía más pequeña y ahí fue cuando cortamos el hilo para que se perdiera en la noche.
Así ocurrió y lentamente fuimos perdiendo de vista la luz roja, hasta que no la vimos más.
MISION CUMPLIDA Y CON ABSOLUTO ÉXITO.
Nos fuimos a dormir rápidamente aunque seguimos comentado hasta último momento.
Al día siguiente Domingo, nos levantamos cerca de la nueve de la mañana.
Desayunamos tranquilamente y Toto se dispuso a abrir el Kiosco, ya era cerca de las diez de la mañana. 
Recuerdo que el segundo cliente que entró a negocio era Don Luis un vecino que era camionero y que vivía justo frente al kiosco.
El compraba solamente tres cosas, Jockey Largo, encendedores Bic y unos frascos de medio litro de perfume, no recuerdo que marca eran y que usaba para rociar la cabina del camión.
Entró, compró y mientras yo lo atendía él hablaba con mi suegro y en momento dijo:
Qué bárbaro Don Toto, vio anoche la luz en el cielo?
Mi suegro la agarro de una.
No, no, no vi nada, que Luz?
Era de color roja y se veía a baja altura, se iba moviendo de un lado hacia otro, pero siempre estaba en el mismo Lugar.
Para mí era un OVNI, tengo experiencia en eso Don Toto, vi muchos en las rutas.
Se fue y nos quedamos matándonos de risa.
Cerca del medio día viene Don Carlos era el quinielero de barrio y vivía a una cuadra y media del kiosco.
Entra y dice:
Buen día don Toto, vio anoche la luz roja en cielo?
Que sería? era una cosa grande que se movía.
No, no vimos nada, me comento algo Don Luis.
En el campo se ven cosas así raras y da miedo.
Un vecino mío que trabaja de noche, se iba a laburar y cuando vio la luz se metió de nuevo en la casa y no salió más.
Llamo a la mujer y los hijos y también la vieron.
Hasta la noche en el kiosco, otras personas comentaron acerca de la misteriosa luz roja en el cielo, NATURALMENTE NOSOTROS MUZZARELLA DE LA BUENA.
Pasaron algunos días y cada tanto alguno comentaba que alguien había visto algo raro en el cielo el sábado pasado.
LA MISTERIOSA LUZ EN LA NOCHE, ERA PARA TODOS UN MISTERIO, MENOS PARA UNOS POCOS QUE TUVIMOS QUE VER CON SU APARACION EN EL CIELO.