José Marrone fue otro de los cómicos argentinos que esta siempre en el recuerdo de todos aquellos que lo vimos en el teatro o en la televisión.
Hijo de un taxista y una pantalonera de la tienda Gath y Chaves, nació en el barrio porteño de Palermo.
Fue plomero, carnicero, albañil y levantador de quiniela, antes de sumergirse en cafetines de mala muerte, para rodearse de bataclanas.
A estos tipos de lugares se los denominaba «la rascada».
Estaban cerca del Tigre y eran llamados así, puesto que en esos bodegones o fondas se presentaban durante todo el día sobre un pequeño escenario diferentes números artísticos de comicidad o burlesque.
No había paga por la labor realizada, lo hacian solamente por la comida, la cual podía consistir en un puchero de gallina, un sándwich de milanesa o un plato de polenta.
Pero como el tiempo de actuación de los artistas contratados era ininterrumpido, comenzaban a actuar desde la mañana a altas horas de la noche y además los números artísticos que había para rotar eran pocos, tal situación les garantizaba a los actores desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Fue así como se formó Marrone, a través de horas de trabajo cómico y teniendo que enfrentar en muchos casos un público muy hostil.
Esto le permitió desenvolverse con seguridad y solvencia sobre los grandes escenarios revisteriles, haciendo lo que realmente fue, un auténtico payaso e improvisador.
Comenzó trabajando como cómico en el teatro de revistas y en la radio, siendo más tarde la figura estelar de diversos programas televisivos orientados al público infantil, como El circo de Marrone, interpretando al payaso Pepitito.