17 de octubre de 2011

Un Sábado de verano en Banfield en los 70.




Después de una tarde calurosa las calles de Banfield se empezaban a poblar, y lentamente los últimos comercios que quedaban sin abrir, comenzaban a hacerlo para recibir a los clientes.
Con un grupo de amigos veníamos como todos los días de la pileta que en ese entonces había en la sede del Club Banfield, y de camino a mi casa a escasas ocho cuadras del centro comercial, cuando te alejabas veías la gente regando los jardines y muchos sentados cómodamente en la vereda charlando.
Los carritos de helados pasaban ofreciendo sus productos, pegando las ultimas vueltas después de haber pasado lo peor de esa tarde calurosa.
Haciendo tiempo y caminando lentamente, hicimos una pararita en el Bar "La Cancha" frente al estadio del taladro a jugar unos partiditos al billar gol.
El sol de a poco se iba escondiendo dando paso a la noche y comenzabas a ver salir lentamente la luna.
Ya la tan esperada noche del sábado estaba comenzando y los jóvenes nos disponíamos a salir.
¿Cuál era el programa? Comer alguna pizza en Lomas en Las Tres Carabelas o alguna otra pizzeria y luego ir a bailar a Walala en Temperley.
Preparabas la ropa, te dabas un buen baño y una buena afeitada, un buen toque con Vieja Lavanda Fulton, te ponías la pilcha y listo para salir.
El lugar de encuentro la estación de Lomas mas o menos cerca de las 21.30 Hs.
Ya en la pizzería, grande de muzzarella, fainas y un par de cervezas, pancita llena y a tomar él cañuelas que te llevaba hasta la puerta de Walala.
En el boliche, tratabas de ganarte alguna minita para apretadita de por medio arreglar algún encuentro para el Domingo.
A la salida del baile nos veníamos caminado hasta Lomas y comíamos algunas empanadas en los barcitos de la estación.
Los pibes de los 70 éramos mas o menos así, jóvenes sanos con ganas de pasarla bien y sin kilombos, que también se agarran a las piñas, "pero a las piñas" y ahí terminaba la cosa con algún ojo negro y nada más.