18 de febrero de 2013

LA CARBONERIA DE DON MANUEL.

Muchas veces dando vueltas por barrio recuerdo al vieja carbonería y forrajeria de Don Manuel.
En estos tiempos hablar de una carbonería es algo prácticamente impensado, dado que lo más cercano que nos une a ellas son las bolsas de carbón que hoy por hoy compramos en el supermercado chino del barrio o en la estación de servicio, para hacer el asado. 
Pero la carbonería de Don Manuel en mi barrio en la década del sesenta era un negocio concurrido por algunos, aunque ya en decadencia.
Situado a mitad de cuadra en Matheu entre Arenales y Pirovano, este comercio era una edificación muy vieja y bastante poco cuidada.
Su dueño era un señor muy mayor que cuando hacías una compra bastante importante llevaba la mercadería sobre sus hombros hasta tu casa, haciendo en algunos casos mas de un viaje.
Los carboneros usaban ropa oscura por lo general de color gris, para de esta manera disimular el constante tinte negro que dejaba el manipular el carbón que se evidenciaba al ver sus manos.
El viejo local contaba con una iluminación mortecina lo que no favorecía para nada a la negrura del lugar.
Don Manuel comercializaba carbón de madera, leña de quebrado colorado y distintos tipos de granos como maíz y trigo, que los clientes adquirían para alimentar a las gallinas que habitaban los gallineros, infaltables en las casas de la época.
El local se encontraba lleno de bolsas y un pequeño mostrador, y se destacaba la báscula de hierro, grande y pesada donde Don Manuel pesaba lo que compraban los clientes.
Recuerdo siempre que acompañaba a mi abuela y esta le pedía al carbonero que por favor me pesara, y este así lo hacia como también con cada cliente que ingresaba al comercio.
Estas carboneras fueron negocios muy populares hasta la aparición de las cocinas a gas donde la velocidad de cocción, la limpieza y el costo sensiblemente inferior, fueron factores muy importantes para su uso y que derivo en la firma del certificado de defunción de estos comercios.