Quiero compartir con todos aquellos que ingresen a este espacio, un montón de recuerdos que son parte de mi niñez, adolescencia y juventud.
Recordaremos juntos de esos años 60, 70 y 80:
Las series y programas de televisión y sus actores
El cine y el teatro
Los automóviles
La música y sus intérpretes

Los deportes y sus protagonistas
La ciudad y nuestro barrio
Sitios de esparcimiento y diversión
Sucesos históricos

Costumbres de la época
Historias y personajes
……entre otras cosas.


19 de agosto de 2011

Quien no se acuerda del yo-yo russell !!!

Cuando hablamos del YO-YO RUSSELL, debemos referirnos a Jack Russell quien se ocupaba en la empresa Coca Cola en todo el mundo de sus campañas publicitarias.

 
El yo-yo es un juguete formado por un disco de madera, de plástico o de otros materiales con una ranura profunda en el centro de todo el borde, alrededor de la cual se enrolla un cordón, que anudado a un dedo se hace subir y bajar alternativamente.
En sus orígenes fue un elemento de caza que usaban en los comienzos de la Edad Moderna, algunas civilizaciones para obtener sus presas, requiriendo cierta habilidad para manejarlo.
En el siglo XVI, los cazadores Mexicanos idearon un yo-yo, que era un arma constituida por dos grandes discos de madera y una recia liana que los unía.
Se lanzaba con habilidad, y su liana atrapaba al animal por las patas y lo derribaba, lo que permitía acabar con él con toda facilidad.
El nombre proviene del tagalo, una lengua Indonesia que es la más antigua y la más hablada entre los filipinos.
Reduciendo el tamaño del arma, se transformó en un juguete infantil, conservando el nombre tagalo, pero el yo-yo de Duncan no fue el verdadero origen del juego, que debemos buscarlo en China hacia el año 1000 AC.
La versión oriental consistía en dos discos de marfil con un cordón de seda arrollado alrededor de su eje central, y con el correr de los años este juguete Chino se difundió en Europa, donde fue adornado suntuosamente con joyas y pintado con dibujos geométricos, a fin de que su rotación creara efectos hipnóticos.
Jugar con un yo-yó se convirtió rápidamente en uno de los pasatiempos predilectos por niños de todo el mundo, y en Latinoamérica no podía ser la excepción.