Quiero compartir con todos aquellos que ingresen a este espacio, un montón de recuerdos que son parte de mi niñez, adolescencia y juventud.
Recordaremos juntos de esos años 60, 70 y 80:
Las series y programas de televisión y sus actores
El cine y el teatro
Los automóviles
La música y sus intérpretes

Los deportes y sus protagonistas
La ciudad y nuestro barrio
Sitios de esparcimiento y diversión
Sucesos históricos

Costumbres de la época
Historias y personajes
……entre otras cosas.


6 de noviembre de 2013

QUINQUELA MARTIN.

Cuando pasas por La Boca, siempre hay algo que te hace recordar a ese artista espectacular que fue Benito Quinquela Martín.
Como muchos lo llaman "El pintor del puerto", sin duda alguna fue y será el pintor popular   más importante de la República Argentina.
Sus pinturas reflejaban la rudeza y el sacrificio cotidiano en el barrio de La Boca.
De muy chico trabajo cargando bolsas de carbón y esta experiencia influenciaron en sus cuadros. 
Exhibió sus obras en muchísimas exposiciones realizadas a lo largo de todo el país y en el extranjero, vendiendo gran cantidad de sus cuadros y otros tantos su generosidad lo llevo a donarlos.
Con el beneficio económico obtenido por las ventas de estos, realizó varias obras solidarias en su barrio, entre ellas y la más importante la Escuela-Museo conocida como Escuela Pedro de Mendoza.
No tuvo una educación en artes sino que fue autodidacta, razón por la cual muchas veces no fue bien tratado por la crítica.
Nunca pudo determinarse con certeza su nacimiento porque fue abandonado el 20 de Marzo de 1890 en la Casa de los Expósitos, un orfanato acompañado con una nota que decía "Este niño ha sido bautizado con el nombre de “Benito Juan Martín"
Sus primeros años los vivió en un asilo de San Isidro entre los delantales grises y hábitos negros de las Hermanas de Caridad, sin la figura materna ni paterna.
Su infancia fue triste y solitaria donde prevaleció el encierro, pero su carácter no se vio alterado por los hechos, siempre fue una persona alegre y agradable.
Con seis años, fue adoptado por Manuel Chinchella y Justina Molina y él adquirió el apellido de su padre adoptivo, que luego sería fonetizado  como suena en el italiano, al castellado como Quinquela.
Trabajo desde chico con su padre y madre en una carbonería, y juntos llevaron adelante este emprendimiento familiar. 
Con el correr de los años Benito comenzó a participar de la campaña del Dr. Alfredo Palacios, colaborando en el reparto de volantes y pegando carteles.
Las cosas en el país empeoraban y su padre pensó que si podía trabajar en política también lo podría hacer en el puerto.
Allí se empleó y su tarea era subir barco por barco con bolsas vacías, llenarlas con carbón y llevarlas  hasta la parada de los compradores en los diques de Vuelta de Rocha.
Aunque la paga obtenida era poca se destacó en esta labor,  porque si bien era un tipo flaco, contaba con mucha fuerza y una firme voluntad de hierro.
Fue por ese entonces que  inspirado en las escenas y colores que observó en el puerto comenzó a dibujar, utilizando técnicas propias dado que tenía conocimientos de dibujo.
A los 14 años concurría a una escuela nocturna de pintura en la Sociedad Unión de La Boca, un centro cultural vecinal donde se reunían estudiantes y obreros para conversar.
En esa academia se enseñaba casi de todo, desde música, canto, economía hogareña y otros cursos prácticos.
Su maestro fue Alfredo Lazzari, pintor que le dio sus primeros conocimientos técnicos sobre el arte, realizando excursiones a la Isla Maciel los días Domingos por la tarde para entrenarse en el dibujo de las escenas naturales.
A los 17 años entró al Conservatorio Pezzini Stiatessi, donde estudió hasta el año 1920.
Como este ambiente era muy distinto al que estaba acostumbrado lleno de carbón y alejado de los libros, intentó incorporar todo el conocimiento de golpe.
Después del horario de trabajo concurría a alguna biblioteca para intentar cubrir la carencia de educación formal.
En 1909 se enfermó de tuberculosis enfermedad que en esos años ocasionaba la muerte.
Sus padres lo mandaron a la casa de un tío en Villa de Dolores – Córdoba, donde permaneció seis meses que no solo le sirvieron para curarse, sino también para relacionarse con otro pintor, Walter de Navazio, un exponente de la pintura romántica.
De regreso a su hogar, ya con la idea firme de continuar con su obra, montó un taller en los altos de la carbonería.
Vivió  durante un tiempo  en la Isla Maciel donde se relacionó con ladrones y malandras, lo cual no le incomodó.
Pintó muchas telas con imágenes del lugar y aprendió mucho de los punguistas que además del robo disimulado  tenían una serie de códigos de honor y hermandad que le interesó, y que abrieron su mente e hicieron más rica su pintura.
Montó sus talleres en distintos lugares, desde altillos hasta en barcos, tuvo uno en el "Hércules", un navío anclado en el cementerio de embarcaciones de Vuelta de Rocha.
En el año 1910, se presentó en una exposición con todos los alumnos del taller de Lazzari en la Sociedad Ligur de Socorro Mutuo de La Boca con motivo del veinticinco aniversario de esta entidad.
Era el debut de Quinquela quien expuso cinco obras, el óleo “Vista de Venecia”, dos dibujos realizados a pluma y dos paisajes confeccionados con témpera.
El maestro Pompeyo Boggio le enseñó técnicas de dibujo natural.
Junto a él estudiaron  Boggio Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hébecquer, José Arato y Abraham Vigo, todos ellos se inspiraban en los problemas sociales del país.
A partir de una idea crearon el Primer Salón de los Recusados, dedicados a los artistas no admitidos en el Salón Nacional.
Allí Benito expuso, obteniendo críticas divididas,  positivas del diario LA NACION Y CRITICA y negativas del diario LA PRENSA.
Pero lo importante para él era que la prensa, mal o bien se había empezado a fijar en sus trabajos.
A partir de este momento Benito cambió su forma de trabajar y sus técnicas de pintura, utilizando solamente la espátula y el pincel lo usó para firmar solamente.
La primera muestra individual de Quinquela tuvo lugar en la Galería Witcomb ubicada en Florida 364 el 4 de Noviembre de 1918.
Amigo de Juan de Dios Filiberto y del mismísimo Presidente Alvear no olvido nunca su humilde origen.
Un triunfador y reconocido en Sudamérica, Estados Unidos y en países de Europa, como España, Italia, Inglaterra entre otros.
La Boca en donde Quinquela se inspiró, era un barrio de depósitos, astilleros, edificaciones portuarias, casas de madera, chapa y zinc.
Un barrio pobre teñido de grises y algunos colores que poco se parecía al que Quinquela dejó.
Su mirada podía ver siempre más allá y la dependencia sentimental que lo unía al barrio provocó que muchos lo catalogaran de monotemático.
La originalidad de la técnica de Quinquela sobresalía sobre el resto de los pintores contemporáneos.
Su pintura era rápida, ágil y con fuerza, a golpe de espátula demoraba poco tiempo en crear un cuadro, aunque pasaba muchas horas en idearlo.
Con carbonilla hacía un bosquejo que después rellenaba con la espátula.
Soltero y sin herederos decidió casarse por primera vez a los 84 años de edad con su secretaria de toda la vida, Alejandrina Marta Cerruti en Marzo de 1974.
Tres años más tarde el 28 de Enero de 1977 La Boca perdía a uno de sus hijos más representativos, dejando un enorme y hermoso legado a su querido barrio.