Creo que nunca con tan poco una golosina trascendió
tanto entre los pibes, porque cuando éramos chicos el TOPOLIN era una de las que más nos gustaba.
Un juguetito más que berreta y diminuto que se perdía junto al chupetín en la clásica bolsita roja y amarilla, y de lo que era el chupetín en sí, mejor ni hablar, pero el TOPOLIN se convirtió en un clásico entre los pibes de mi generación.
Un juguetito más que berreta y diminuto que se perdía junto al chupetín en la clásica bolsita roja y amarilla, y de lo que era el chupetín en sí, mejor ni hablar, pero el TOPOLIN se convirtió en un clásico entre los pibes de mi generación.