Quiero compartir con todos aquellos que ingresen a este espacio, un montón de recuerdos que son parte de mi niñez, adolescencia y juventud.
Recordaremos juntos de esos años 60, 70 y 80:
Las series y programas de televisión y sus actores
El cine y el teatro
Los automóviles
La música y sus intérpretes

Los deportes y sus protagonistas
La ciudad y nuestro barrio
Sitios de esparcimiento y diversión
Sucesos históricos

Costumbres de la época
Historias y personajes
……entre otras cosas.


6 de septiembre de 2011

EL POBRE GALLITO.

Recuerdo siempre el gallinero que mi abuela tenia en el fondo de mi casa cuando yo era chico.
En esos años era muy común que en todas las casas que tuviese un terreno grande, alojara un lugar donde criar gallinas y otros animalitos para consumo en el hogar. 
Mi mamá me contaba que la abuela Filomena tenia unas 50 gallinas y como mínimo siempre tenia dos o tres gallos, que se criaban en un amplio espacio.
Mis recuerdos sobre el, se remontan a cuando tenia 5 o 6 años, y era un lugar prolijamente pintado y blanqueado con cal, que estaba separado de la casa por un alambrado que limitaba un espacio de unos 50m2.
La gallinas se cobijaban en una estructura hecha de madera dura con techo de chapa con palos cruzados donde estas aves se subían para repararse del sol en verano, del frió del invierno o descansar por la noche. 
Por las mañanas muy temprano sentías a los gallos cantar avisando que era hora de levantarse, y si te asomabas al fondo de apoco veías a los plumíferos dando vuelta por el gallinero. 
El abuelo José todas las mañanas luego de desayunar, se ocupaba de asear el lugar y alimentar a sus pobladores, que rápidamente se acercaban cuando lo reconocían, cacareando y esperando la comida. 
El variado alimento que se les daba, se colocaba en unas latas de dulce y tenían unos bebederos de cemento donde permanentemente se le colocaba agua fresca. 
Sobre lo que te voy a contar no tengo recuerdos porque era muy chico, por lo que contaba mi mamá y mi abuela, yo tenia unos tres o cuatro años, cuando un día acompañando a mi abuelo como lo hacia siempre, entramos en el gallinero y nadie sabe que paso por la cabeza del gallo mayor, "calculo que se sintió amenazado",  y entonces abriendo sus enormes alas arremetió contra mí, ante la mirada desesperada de mi abuelo.
Don José era un tipo que media cerca del metro ochenta y cinco, grandote pero caminaba con dificultad con un bastón porque había tenido un ataque de presión.
Mi mamá decía que fue un instante, que cuando el gallo salto sobre mi, el abuelo lo abarajó en el aire con un bastonazo que dio de lleno sobre el marote del pobre gallo.
El bicho comenzó a correr a los gritos por todo el gallinero arrastrando la cabeza, hasta que encontró una pared en su camino y ahí termino su loca carrera.
Ante tal alboroto mi mamá y la abuela se hicieron presentes al toque, asistiendo a los últimos minutos de vida del desafortunado gallo, y sin saber nada de los que había pasado, la abuela casi lo liquida al abuelo porque era el mejor gallo que tenia, y amo absoluto del gallinero. 
Recién cuando el nono pudo contar lo que había pasado, se tranquilizo y manos a la obra comenzó a preparar al enorme gallo para que se transformara en almuerzo y cena.
Tal vez hubiese correspondido enterrarlo y que descanse en paz, pero la nona lo veía como alimento y no como mascota, de hecho periódicamente se ocupaba personalmente de liquidar algún pollo o gallina para comer los Domingos.
En fin esa fue la historia del pobre gallo abatido por mi abuelo José.