Algo que me gustaba de pibe, era fabricar carritos con ruedas de rulemanes para correr carreras.
Realicé unos cuantos, entre ellos uno que tenía pintado de verde y blanco con los colores del taladro, el cual me posibilitó ganar algunos grandes premios.
Recuerdo siempre un gran diseñador de estos prototipos que era Ruben, un amigo de fierro super creativo, que una vez diseño y construyó uno con luces y un asiento tapizado, "UN GENIO EL FLACO"
A la vuelta de casa había un pasaje de una cuadra (Pasaje La Paz), en el se armaban unas carreras barbaras entre los chicos del barrio, donde cada carrito tenia un piloto y dos o tres asistentes, formando verdaderos equipos de competición.
Realicé unos cuantos, entre ellos uno que tenía pintado de verde y blanco con los colores del taladro, el cual me posibilitó ganar algunos grandes premios.
Recuerdo siempre un gran diseñador de estos prototipos que era Ruben, un amigo de fierro super creativo, que una vez diseño y construyó uno con luces y un asiento tapizado, "UN GENIO EL FLACO"
A la vuelta de casa había un pasaje de una cuadra (Pasaje La Paz), en el se armaban unas carreras barbaras entre los chicos del barrio, donde cada carrito tenia un piloto y dos o tres asistentes, formando verdaderos equipos de competición.
El sistema de propulsión era muy sencillo, donde uno manejaba el pequeño bólido y otro lo empujaba hasta que tomaba velocidad, y recién ahí lo largaba o se subía al mismo en la parte trasera quedando parado sobre él, según las reglas de la competencia.
Muchas veces sé hacía complicado conseguir los rulemanes, que era la pieza más importante del carrito porque el resto era madera, pero siempre contábamos con la colaboración de algún mecánico del barrio.
Recuerdo que íbamos recorriendo los talleres de la zona para mangar las improvisadas ruedas, y el que siempre respondía y te guardaba los rulemanes, cuando cambiaba los de algún auto era Orlando.
La construcción era muy sencilla, una base que serviría de chasis lo suficientemente cómoda para poder sentarte, y si era de madera dura mejor, adelante un eje que se movía hacia un lado y hacia el otro con dos rulemanes y atrás un eje fijo con otros dos rodamientos.
El movimiento del eje delantero, se lograba pasando un bulón entre la base y este último, colocándose dos sogas o cintas de tela, una a cada extremo con las que le dabas dirección hacia la izquierda o la derecha.
La construcción era muy sencilla, una base que serviría de chasis lo suficientemente cómoda para poder sentarte, y si era de madera dura mejor, adelante un eje que se movía hacia un lado y hacia el otro con dos rulemanes y atrás un eje fijo con otros dos rodamientos.
El movimiento del eje delantero, se lograba pasando un bulón entre la base y este último, colocándose dos sogas o cintas de tela, una a cada extremo con las que le dabas dirección hacia la izquierda o la derecha.
El sistema de freno no existía, cuando querías frenar, lo único que podías hacer era clavar las zapatillas contra el suelo y que Dios te acompañe.
Muchas carreras eran nocturnas, en esos años los chicos del barrio en verano después de cenar, salíamos a la calle y no pasaba nada.
Esos grandes premios serán un recuerdo permanente mi y seguramente para tantos otros pilotos de la época !!!
LIBRO DE VISITAS.
LIBRO DE VISITAS.