Quiero compartir con todos aquellos que ingresen a este espacio, un montón de recuerdos que son parte de mi niñez, adolescencia y juventud.
Recordaremos juntos de esos años 60, 70 y 80:
Las series y programas de televisión y sus actores
El cine y el teatro
Los automóviles
La música y sus intérpretes

Los deportes y sus protagonistas
La ciudad y nuestro barrio
Sitios de esparcimiento y diversión
Sucesos históricos

Costumbres de la época
Historias y personajes
……entre otras cosas.


14 de enero de 2015

HACE UNOS DIAS TE CONTABA DE LA TEEM - Ahora le toca el turno a estas !!!

Hoy existen en el mercado infinidad de bebidas sin alcohol que tienen gran aceptación entre la gente, volcándose un numero importante de consumidores al consumo de las aguas saborizadas.
Muchos como yo, recordamos seguramente con nostalgia algunas de están bebidas que fueron símbolos entre las décadas del 60 al 80.
La Gini fue una de ellas y pionera en tener envase de vidrio de 1 litro y cuarto, alcanzando su cuota de éxito a mediados de los años 80, comercializandose además la versión sabor a cola y a lima limón.
Esta bebida desapareció del mercado a fines de los 90 cuando Coca-Cola comprara la línea de bebidas de Cadbury, creadora de la marca y la discontinuara al poco tiempo.  
Una brebaje insuperable fue la Tab primera bebida cola dietética de Coca Cola, que se parecía muy poco a la Coca Light que conocemos en la actualidad, la cual salió de circulación por el espantoso gusto metálico que tenía, por el endulzante que componía la formula.  
Una bebida que seguramente vas a recordar fue la Bidú Cola, otra gaseosa que según sus adeptos, tenía un ligero gusto a limón, la cual era fabricada por la empresa The Orange Crush Co, una compañía de Illinois que en los años ‘50 hizo pie por algún tiempo en el país.
Tenía un envase de vidrio verde, alto y esmerilado y tuvo su final a mediados de los ’70 cuando desapareció sin dejar rastros.
Otra gaseosa que paso sin pena ni gloria, fue la  Mountain Dew que fue creada por  Pepsi Co 
y era muy similar a la 7up y la Sprite.
En nuestro país tuvo cero éxito siendo discontinuada a principio de los 80, recordándola por lo que cuentan, como la bebida con mayor cantidad de cafeína del mercado.
Como no recordar también la Canada Dry,  marca que englobaba  sodas, gaseosas y aguas tónicas, la que tuvo su auge de popularidad en los años 60 y 70 en la Argentina.
En aquella época, algunos ministerios de salud provinciales, como los de Santa Fe, Chaco y Corrientes, prohibieron la comercialización de la Coca Cola y sus productos derivados por dilemas sanitarios, y si bien la bebida insignia se mantuvo, la  Canada Dry fue una de las que quedaron en el camino.
Esta si que seguramente la vas a recordar, porque la Pindy fue la pionera en introducir en el mercado el concepto de la lata.
Los que las consumíamos, recordamos la calidad de esa bebida con gusto a pomelo y naranja y su botella de vidrio con logo verde, en los primeros años de la decada del 70.
La fabricada  Pindapoy, una empresa reconocida por la calidad de sus productos en jugos y bebidas sin alcohol, pero su suerte cambió en 1989, cuando la hiperinflación obligó a vender la planta.
Pese a que en 1995 la empresa fue comprada por Molinos Río de la Plata, algunos de sus productos fueron reflotados, pero la Pindy nunca mas se la volvió a ver en las góndolas de los supermercados.  
En fin, RECUERDOS DE GASEOSAS.

Mamitaaaaa !!! QUE OTRA COSA SE PUEDE AGREGAR?

QUE COLECTIVOS LOS LEYLAND !!!

Los grandes colectivos de línea, siempre estuvieron dando vuelta por las angostas calles de Buenos Aires.
Recuerdo a los Leyland con sus tres puertas, en los cuales solía viajar de chico en la década del 60, cuando muchas líneas de ómnibus los tenían en su flota. 
Estos autobuses, colectivos para nosotros, venían carrozados desde Inglaterra y  estaban pintados de color aluminio, destacándose en el tránsito de la ciudad por su porte y la puerta de descenso en la parte trasera, cosa poco común porque en aquellos años, mediados de los ’60 los colectivos porteños todavía no tenían puerta atrás, subiendo y bajando los pasajeros por la puerta delantera.
Seguramente por eso los Leyland llamaban tanto la atención, y si a eso le sumamos el color uniforme plateado de sus carrocerías que no tenían ningún filete, como era habitual en los colectivos de la época, despertaban curiosidad cuando uno de los veía circular por las calles y avenidas.
Tenían 44 asientos tapizados en cuerina de color verde o marrón, en dos filas de a dos, y sobre las ruedas, para mayor comodidad, los asientos estaban enfrentados al pasillo central, en grupos de tres.
Los choferes de esos años cortaban el boleto con una precisión envidiable y además como muchos recordaran cobraba y daba el vuelto, completando ese escenario el guarda que cada tanto subía y te marcaba los boletos. 
Recuerdo que en el techo a lo largo  y en paralelo, corría un cordón, para que cuando alguien iba a bajar, tirara del mismo y en el frente se accionaba una campanilla que le avisaba al chofer que debía detenerse en la parada.
Eran muy altos, de línea frontal y cuadrada que los hacia parecer micros de larga distancia cuando uno los comparaba con los modestos Bedsfords y Mercedes de la época.  
Gente que carga años seguramente recuerda cuando estos ómnibus a principio de la década del 60, reemplazaron a muchas líneas de tranvías que circulaban por la ciudad.
Muchos los recordamos y otros seguramente acaban de descubrir su existencia, pero los Leyland formaron parte de la historia de nuestra ciudad.